lunes, 1 de octubre de 2007




Siempre es lo mismo, noche tras noche, sueño tras sueño. Cada ve que me voy a la cama, el solo roce de la almohada en mi cara, despierta en mí miles de pensmientos, cuestionmientos y miedos.

Todo esto pasa por mi mente a mil por hora, y no me deja en paz. ¿En qué pienso? en mí, en él, en nosotros, en todo, en tí. A estas horas todo se ve confuso, medio borroso incluso.

Las sombras de la pared comienzan a formar figuras, danzan al compás del solitario baile del silencio. Mil recuerdos, mil pensamientos que al pasar de uno a otro, se van olvidando, se borran. Trato de hacer un inútil esfuerzo para recordar todos y cada uno, o al menos los más importntes.
Pensamientos fugaces que van y vienen, destellos de mi atormentada mente. ¿Tratas de decirme algo? No escucho, el silencio me ensordece.

Otra vez tu imágen en mi mente, tu incansable sonrisa, tu voz diciéndome "mírame a los ojos". Me tiendes tu mano siempre dispuesto a levantarme, a liberarme de las sombras mentales que me asechan. Entonces trato de acercarme, intento tocarte, pero te siento cada vez más lejos, comienzas a desaparecer en el viento, te haces borroso, desapareces. Se va tu voz, tu sonrisa, tu aroma. Ya no te siento cerca, hago un esfuerzo por volver a ese mágico instante. Nada. Ahora solo me queda el silencio, la soledad, las sombras que aún danzan en los muros, el frío abrazo de las sábanas en la soledad, el sueño...